sábado, 15 de septiembre de 2012

Búsqueda (segunda parte)




La vida, desde que decidí escapar en busca de Ángel, no fue tan difícil como la imaginé en un comienzo. Recibí ayuda y consejos de tantas buenas personas que pienso con frecuencia que ha sido una de las mejores decisiones que he tomado; de haber sido diferente, veo muy poco probable que un cambio tan grande se hubiera gestado en mí. Si bien era cierto, el amor de Ángel había contribuido, ahora sé que era solo una pequeña parte.
          
Recuerdo que a la mañana siguiente no quise bajar al comedor para desayunar, me excusé con un dolor de cabeza. Mi padre, para mi sorpresa, no acudió a mi habitación a saber que me ocurría, como tenía por costumbre cuando yo manifestaba algún malestar; su actitud para conmigo me preocupó, por lo que finalmente me decidí a bajar y enterarme de qué ocurría.
          
En el salón solo encontré a Ángel, que leía el periódico; quien, ante mi llegada se levantó rápidamente del sofá y me saludó muy cortésmente. En ese instante una sensación extraña me recorrió, el rubor que cubrió mis mejillas me hizo objeto de un comentario suyo. No sé bien por qué, en ese instante, me negué a abandonar la habitación.
         
Señorita, deje de mirarme así. Si usted no hubiera actuado como lo hizo ayer, juraría que existe, por su parte, algún interés especial hacia mí. Dijo con una sonrisa.
         
Sus palabras habían sido certeras, pues en ese instante no encontré ninguna otra explicación para lo que me sucedía y me pregunté cómo era admirar a otra persona, yo, hasta ese entonces siempre había permanecido en mi pequeño mundo, limitado a una propiedad que podía recorrer a mis anchas; el que más tarde llegué a ver como una prisión. No conocía nada del mundo; entonces, cómo podría estar segura que se trataba de algo así.
          
Mi desconcierto no fue menor a mi indignación por sus palabras. ¿Cómo se atrevía a decir una cosa así? Mi reacción, aunque tardía me consoló por unas horas. Me dirigí lentamente hasta la puerta de salida, quise darle a entender que su presencia más bien me desagradaba, pero cuán equivocada estaba, más tarde solo deseé o más bien soñaba que me hubiera detenido.
          
Con el pasar de los días quise volver a mi rutina de siempre. No estaba dispuesta a perder, por él, mis satisfacciones. Retomar mis paseos era lo que más deseaba, con lo que nunca conté fue que mi padre me obligara a llevar conmigo a Ángel.

         
Mi molestia se hizo evidente, pero ninguno de los dos estaba dispuesto a satisfacer mi capricho de estar sola. El primer tramo del camino lo recorrimos en absoluto silencio, pero cuando dejamos de ver la casa Ángel comenzó a hablarme:
         
¿Le gusta mucho pasear? me preguntó.
          
No quise responder la pregunta, así que continué caminando. Sorpresivamente volvió a interrumpir mi paso como la primera vez que nos habíamos visto.
          
Le hice una pregunta me dijo un poco enfadado.
         
Ya lo sédije lentamente y, mirándole a los ojos agregué solo que no he querido responderle, usted me desagrada.
         
Entonces, déjeme aclararle que usted tampoco es de mi agrado. Es usted una muchacha muy bonita, pero bastante odiosa, si he accedido a pasear con usted es solo para agradar a su padre.
         
Ya veo, pero si es por agradarle a él no encuentro razón para que hablemos cuando no se encuentra entre nosotros dije, mirando alrededor en señal de que estábamos solos.
         
Está bien, no le hablaré más si ese es su deseo. Pero por cómo se ruborizó el otro día, yo podría jurar que mi presencia no le incomoda del todo.
         
Que descaro el suyo, ¿cómo me habla así? le respondí indignada.
         
¡Como se nota que usted nunca ha salido de aquí!
         
¿Por qué me dice cosas así? dije, ya no con rabia, sino más bien con tristeza.
      
Las lágrimas pronto afloraron en mis ojos y de manera inexplicable comencé a llorar; no fue para manipular a otros, de verdad sentí deseos de hacerlo. Su titubeo de continuar regañándome hizo que yo regresara a la realidad y quise huir. Deseaba con todas mis fuerzas desaparecer. Cuando su mano tomó mi brazo desistí de la idea, su tacto me detuvo, no sabía qué sucedía conmigo. Impulsivamente me aferré a él.

Continuará…

4 comentarios:

  1. Me está gustando mucho este relato, no había leído la primera parte. Estoy deseando que la sigas para ver que pasa con esta extraña pareja.
    Un beso cielo!!!

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  2. Raquel:

    Que bueno que te guste. Pronto tendrás noticias de ellos y su historia.

    Un beso.

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  3. Ayy no tenía tu actualización, pasé porque te sigo en ambos blogs y por las dudas que hubieras publicado. Que bueno, una grata sorpresa porque la historia me gusta mucho.
    Pobre chica que fea situación, que te digan que te ruborizaste. Aunque después de todo siente una fuerte atracción por lo que parece.
    Esperaré el próximo capi cariño, muy buena historia, describes las emociones genial.
    Un beso grande

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  4. Lou:

    Vergonzosa situación para ella, en ocasiones nuestro cuerpo nos delata, pero que hacemos ni modo que nos quedemos bajo tierra, hay que salir y dar la cara.

    Pronto actualizaré, eso creo, si el tiempo me lo permite.

    Un beso

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