Mientras pensaba en los amigos que dejaba atrás mis manos no
evitaron su encuentro con las de Ángel quien se había acomodado a mi lado al
percatarse que mi padre dormía profundamente. El “querida” que hace unos
momentos relaté, y al cual ridiculicé en mi interior, ahora tiene otro
significado. Después de terminar la entrevista con mi padre, Ángel apareció en
la salita un tanto nervioso. Mi padre hizo un extraño gesto que no pude ver con
claridad y me dejó a solas con él.
— ¿Por qué huiste del lado de tu padre?
La pregunta que llegó de
golpe, no me dio tiempo siquiera para pensar en una respuesta que ocultara una
parte de la verdad.
—Lo hice para encontrarte
y…—mi lengua se frenó de inmediato al comprender que tal vez nuestros
sentimientos no eran iguales.
—Termina, estoy esperando
la respuesta.
La seriedad de su rostro
me hizo dudar, pero a esa altura, con mi primera respuesta, no tenía sentido
ocultar la verdad.
—Fue para encontrarte y
decirte que…—miré avergonzada por la ventana antes de sacar fuerzas y aceptar
el motivo principal de mi escape— Yo… también te amaba.
—Lo has dicho en pasado—me
dijo mientras daba un paso hacia atrás.
—Me refiero a que era lo
que necesitaba decirte en aquel instante—levanté mi rostro con toda la valentía
que se produjo por aquella conversación—para mí nunca ha sido mi pasado,
siempre, durante todo este tiempo, ha sido mi presente
El silencio que se produjo
después de mi intervención me hizo sentir avergonzada. Tal vez, era tarde para
expresarle mis sentimientos; dirigí entonces mi vista al suelo con los ojos
inundados en lágrimas, la sordera producida por los gritos ahogados de mi
interior no permitieron que me percatara que Ángel estaba frente a mi
nuevamente.
—Por qué lloras—me preguntó con una voz suave, como la que
utilizaba antes conmigo.
—Aún no lo hago- le respondí con toda la fuerza que
me quedaba.
— ¿Y qué te aflige entonces?—me dijo con seriedad.
No tuve otra opción más
que responder con la verdad, pensé que aquello era lo mejor para dar por
terminada mi búsqueda.
—El darme cuenta que tu ya no sientes lo mismo.
— ¿Por qué has
pensado algo así?
—Por tu
silencio… él habló por ti.
— ¿Al parecer esa mala costumbre de pensar por otros
aún no la desechas?—me dijo en un tono más alto y severo—; ¿por no amarte es que he pasado tantos años tras
tus pasos?, he ido a cada lugar donde me han dado una pista sobre ti; ¿por no
amarte es que fui a buscar a tu padre y le solicité que fueras mi esposa?
Su evidente agitación me
sorprendió, pero no menos que sus palabras. Él seguía amándome, había planeado
una vida junto a mí.
En ese instante me decidí
a romper por completo la distancia que nos separaba y me aferré a él como antes.
De pronto, me percaté de la presencia de mi padre.
—Creo que un poco de distancia entre ustedes estaría
bien. Ese tipo de demostraciones déjenlas para más adelante, exijo un mínimo de
respeto—se dirigió a nosotros con una sonrisa.
Ángel, tomó muy en serio
la recomendación de papá y no fue hasta que lo creyó dormido que se acercó nuevamente.
El calor de sus manos me reconfortó,
sus caricias me hicieron saber nuevamente que me amaba, que nos necesitábamos
para seguir viviendo.
—Tonta—me dijo mientras tocaba mi nariz—, por qué te fuiste, yo volví por ti a las dos
semanas de tu rechazo. Siempre lo hubiera hecho, aunque me hubieras rechazado
un millar de veces.
—Seguro que lo habrías hecho—le pregunté.
—Una y mil
veces, créeme, pero ha sido mejor así.
— ¿Por qué lo dices?
Tardó tanto en responder a
mi pregunta que por un momento me convencí que no la había oído, pero antes de
besarme me dijo en un susurro:
—Porque ahora
estoy seguro que me amas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario